viernes, 11 de noviembre de 2011

La sal de la vida


Apreciada en la antigüedad por su valor como método de pago, -de donde proviene la palabra "salario" del latín salarium, "pago de sal" o "por sal"- solía valer su peso en oro. Y no era para menos. La sal es necesaria para mantener el equilibrio de líquidos, regular el ritmo cardíaco, permitir la absorción de nutrientes y un largo etcétera de funciones necesarias para nuestro organismo.





Siempre a la cola de la lista de ingredientes de todas las recetas y a la vez tan presente y fundamental, la sal condiciona nuestro comportamiento frente al plato, generando apetito o por el contrario, alejándonos de él: nuestras papilas gustativas nos piden frenar su ingesta cuando la cantidad detectada es excesiva.

Solemos encontrarla en el mercado de tipo "fina" o "de mesa" , de tipo "gorda" o en forma de copos de cristal, ésta última más dirigida al restaurador o a los paladares más sibaritas (¿quién se da por aludido?). Poco a poco el mercado se va abriendo, según el público acoge nuevos tipos de sal, o no tan nuevos, pero sí menos habituales.
Así, hoy es fácil encontrar en el supermercado la sal Maldon, sal inglesa en escamas, típica de la alta cocina que suele añadirse en el emplatado como guinda final.

No quepa duda que la labor principal de la sal es dar ese punto de sabor salado que pretendemos en un plato, pero podemos conseguir otros matices sobre todo aromáticos, aunque también podemos conseguir un bocado con un guiño crujiente.

En el post de hoy vamos a señalar las distintas virtudes de la pequeña selección de cloruros de sodio que Álvaro nos brinda.

La sal de Hawai Perla Negra debe su color oscuro al carbón de roca volcánica mezclado con las aguas de los estanques de la isla de Molokai. Esta sal contiene todas las propiedades digestivas y antitóxicas de los beneficios del carbón, y por su proceso único de evaporación conserva todos sus oligoelementos.
Posee una textura sedosa y, además de su color negro brillante, un ligero y sorprendente sabor a avellana. Indicada para pescados a la plancha, huevos y platos de sushi.


Los copos de sal de Chipre de color blanco brillante, tienen una característica forma piramidal: un capricho de la naturaleza que sólo se da con unas condiciones de evaporación muy específicas.
Su producción tiene lugar en el Mar Mediterráneo, por el método tradicional. Tiene una textura crujiente que se funde rápidamente en el paladar y un sabor oceánico, con un salado suave y fresco.
Indicada para carnes, verduras y pescados a la plancha o marinados.

La sal del Himalaya rosada, una sal de cristal de roca que debe su tono rosado a las altas concentraciones de hierro de sus depósitos. Conocida por su extraordinaria pureza, legado de la prehistoria, es considerada en el lejano oriente como una fuente de energía curativa.















Por último, la sal de Hickory ahumada es una sal marina ahumada sobre madera de Hickory, procedente de Norteamérica que le da un leve gusto dulce y un aroma ahumado a los platos. También empleada en salsas de tipo barbacoa, de queso, o incluso sopas y purés. Gran acompañante de patatas, así como de carnes y pescados.

Estas cuatro variedades están disponibles en la tienda online de Álvaro, y se pueden adquirir online con un par de cliks.

No hay comentarios:

Publicar un comentario