A niños y mayores de cualquier punto del globo nos une la pasión por una misma cosa: la pasta.
Un producto económicamente accesible y todoterreno en lo que a estómagos se refiere. No hay quién se resista a ella, su versatilidad es casi infinita.
Para aquellos y aquellas que usan y abusan de la pasta, Álvaro propone una serie de productos que están disponibles en su selección online y que nos ayudarán a muchos a salirnos de los cuatro platos de pasta que solemos (o por lo menos yo) preparar habitualmente. Esto, junto con los distintos tipos de pasta que podemos encontrar en el mercado, nos ofrece un abanico de posibilidades aún más sorprendente.
Para empezar, Álvaro nos propone un pequeño añadido a la típica salsa boloñesa que le dará un toque especial: simplemente con un chorrito de vino tinto, agregado justo antes de retirar la pasta del fuego, una vez ya mezclada con la salsa y dejándolo reposar unos minutos antes de servirla, convertirá nuestros spaguettis de toda la vida en un plato con carácter.
Una forma rápida de preparar un plato de pasta un poquito especial (perfecto para ese día en el que aparecen invitados de imprevisto y no tenemos demasiado tiempo) es tener siempre en la despensa un tarro de Crema de boletus con foie de La Tejea. Simplemente calentándola levemente al baño maría o añadiendo unas cucharadas al cazo de la pasta una vez escurrida, prepararemos un plato de pasta con nivel. Si como toque final rayamos un poco de parmesano por encima tendremos un plato de sobresaliente.
En la selección de Álvaro podemos encontrar gran variedad de conservas del mar. Contar con una pequeña reserva en nuestra despensa nos ayudará una vez más a salir de la rutina, pero es imprescindible añadir el producto en el momento idóneo para aprovechar al máximo su sabor y textura: tras cocer la pasta y escurrirla la saltearemos con ajo, perejil y aceite, muy brevemente. Añadimos la conserva que más nos apetezca bien sean mejillones, zamburiñas, bonito del norte... removemos con brío cogiendo la sartén por el mango y apartamos inmediatamente del fuego, de manera que no se sobrecaliente la conserva, simplemente que gane cierta temperatura para no tomar frío. Álvaro insiste en no dejar de probar con navajas de las rías gallegas.
En la próxima actualización seguiremos con más ideas para evitar repetir platos de pasta.
Álvaro está convencido de que con estas ideas, además de alimentar nuestro cuerpo alimentamos nuestra imaginación, algo que nunca debemos dejar de hacer.
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viernes, 9 de marzo de 2012
viernes, 24 de febrero de 2012
Cocinar con vino
Como ya sabréis, el vino es un gran potenciador del sabor. Añadido a guisos, preparado en reducción, escabeches, salsas o incluso como aderezo en crudo de una sopa, es un habitual de nuestro estilo de cocina patrio. Por eso hoy Álvaro quiere hablarnos sobre el tipo de vino con el que cocinar y cómo hacerlo para exprimir al máximo sus cualidades.
Para las carnes rojas se suele utilizar un tinto con cuerpo, que potenciará el sabor del guiso ayudando a soltar todo el sabor de la carne. Para preparar una salsa, (por ejemplo de tomate) le vendrá bien un tinto más suave y afrutado, en cambio si se trata de una salsa cremosa, (con base de nata por ejemplo), le vendrá mejor un blanco. Si vamos a preparar un pescado, ave o conejo también lo podremos casar con un blanco, y si es una salsa dulce o un postre de frutas... peras, melocotones... estaríamos hablando de un Oporto o un Moscatel. Una vez sabido esto, podemos romper todas las normas y experimentar con las combinaciones a nuestro capricho.
Sea cual sea el vino elegido, trabajará a la perfección para desglasar, aportando así a nuestras salsas y sofritos un sabor más concentrado y de melosa textura.
Una vez elegido el vino de nuestra receta, Álvaro nos recomienda esperar aproximadamente unos 10 minutos de cocción tras ser agregado al guiso, para rectificar de sal y apreciar su sabor.
En cuanto a las calidades del vino, ese es otro tema a simple vista inofensivo, pero que suele traer polémica. Y es que no todo el mundo está de acuerdo en qué tipo, o más concretamente, de qué calidad debe ser el vino a utilizar en esos platos a los que tenemos por costumbre añadirlo.
Hay quien piensa que, ya que no se va a beber directamente, con utilizar un vino de brik (omitimos marcas) es suficiente. Por otro lado, está la opinión de no emplear en cocina un vino que no te gustaría beber en copa; Álvaro se inclina más por esta segunda opción, lo que no significa que tengamos que descorchar la mejor botella de nuestra bodega para el puchero que tengamos en el fogón.
Lo cierto es que hablar de calidades sin dar nombres concretos puede ser un tema un tanto abstracto, pero tampoco se pretende apuntar con el dedo ningún vino en especial. Lo que debemos tener claro es que cuanto mejor sea el vino, mejor sabrá el guiso. Luego está nuestra propia escala de prioridades: siempre hay algún romántico que no querrá ver ni una sola gota de su botella favorita yendo a parar a una cacerola; pero sobre todo dependerá de nuestros bolsillos.
En lo que todo el mundo está de acuerdo es en que el vino en la cocina aporta un aroma, un sabor y un color especiales y que en general, realza de manera única cada plato.
Sea cual sea el vino elegido, trabajará a la perfección para desglasar, aportando así a nuestras salsas y sofritos un sabor más concentrado y de melosa textura.
Una vez elegido el vino de nuestra receta, Álvaro nos recomienda esperar aproximadamente unos 10 minutos de cocción tras ser agregado al guiso, para rectificar de sal y apreciar su sabor.
En cuanto a las calidades del vino, ese es otro tema a simple vista inofensivo, pero que suele traer polémica. Y es que no todo el mundo está de acuerdo en qué tipo, o más concretamente, de qué calidad debe ser el vino a utilizar en esos platos a los que tenemos por costumbre añadirlo.
Hay quien piensa que, ya que no se va a beber directamente, con utilizar un vino de brik (omitimos marcas) es suficiente. Por otro lado, está la opinión de no emplear en cocina un vino que no te gustaría beber en copa; Álvaro se inclina más por esta segunda opción, lo que no significa que tengamos que descorchar la mejor botella de nuestra bodega para el puchero que tengamos en el fogón.
Lo cierto es que hablar de calidades sin dar nombres concretos puede ser un tema un tanto abstracto, pero tampoco se pretende apuntar con el dedo ningún vino en especial. Lo que debemos tener claro es que cuanto mejor sea el vino, mejor sabrá el guiso. Luego está nuestra propia escala de prioridades: siempre hay algún romántico que no querrá ver ni una sola gota de su botella favorita yendo a parar a una cacerola; pero sobre todo dependerá de nuestros bolsillos.
En lo que todo el mundo está de acuerdo es en que el vino en la cocina aporta un aroma, un sabor y un color especiales y que en general, realza de manera única cada plato.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Accesorios para el vino (parte 2)
Hoy volvemos con los accesorios para el vino, esta vez con el que quizás sea el más popular de todos, ya que su uso se ha ido extendiendo de forma muy numerosa en los hogares estos últimos años: el tapón hermético.
El tapón hermético preserva el vino del contacto con el aire, relentizando así su oxidación. Esto hace que se prolongue la vida del vino, conservando sus propiedades durante más tiempo.
Nuestra botella de vino parecerá recién descorchada hasta unos 3 ó 4 días después de abierta, siempre y cuando hagamos uso de este tapón inmediatamente después de servir las primeras copas de la botella.
Con este sencillo instrumento, no sólo podemos conservar herméticamente cerradas nuestras botellas ya descorchadas de vino, si no que también podemos conservar aquellos líquidos con contenido gaseoso como pueden ser cava, champagne o cerveza. Al mismo tiempo podremos conocer la temperatura del líquido, ya que dispone de un gráfico en su parte superior que cambia de color según los grados centígrados a los que esté expuesto.
Su uso no puede ser más sencillo y es tremendamente fácil de limpiar, lo que lo convierte en un accesorio muy práctico y recomendable.
Álvaro incluye, en la selección de productos de su web, un tapón hermético con un sistema patentado y fabricado en España, a un precio excelente.
El tapón hermético preserva el vino del contacto con el aire, relentizando así su oxidación. Esto hace que se prolongue la vida del vino, conservando sus propiedades durante más tiempo.
Nuestra botella de vino parecerá recién descorchada hasta unos 3 ó 4 días después de abierta, siempre y cuando hagamos uso de este tapón inmediatamente después de servir las primeras copas de la botella.
Con este sencillo instrumento, no sólo podemos conservar herméticamente cerradas nuestras botellas ya descorchadas de vino, si no que también podemos conservar aquellos líquidos con contenido gaseoso como pueden ser cava, champagne o cerveza. Al mismo tiempo podremos conocer la temperatura del líquido, ya que dispone de un gráfico en su parte superior que cambia de color según los grados centígrados a los que esté expuesto.
Su uso no puede ser más sencillo y es tremendamente fácil de limpiar, lo que lo convierte en un accesorio muy práctico y recomendable.
Álvaro incluye, en la selección de productos de su web, un tapón hermético con un sistema patentado y fabricado en España, a un precio excelente.
viernes, 20 de enero de 2012
Accesorios para el vino
Hoy en día podemos disfrutar de un montón de accesorios con los que mejorar nuestra manera de beber el vino, convirtiéndola en una experiencia nueva, llena de sabor y aroma.
Álvaro nos recomienda una serie de instrumentos muy sencillos de utilizar, que nos ayudarán a obetener "un poco más" de nuestros caldos preferidos, y los pone a nuestra disposición a través de su tienda: diseños modernos en materiales de calidad.
En esta entrada del blog destacaremos cómo se utiliza y cómo afecta al producto el aireador de vino, uno de los accesorios que más desctaca por innovador y sorprendente.
El aireador de vino es una especie de decantador que cumple una doble función: además de eliminar los posibles sedimentos que pudiera tener, ayuda a despertar sus sabores.
Es un instrumento que se coloca sobre la copa y a través del cual verteremos el vino por su parte superior. Éste dejará pasar el líquido a través de él, pasando previamente por un filtro y después tomando contacto con el aire que entra por sus dos pequeños orificios laterales. Este oxígeno empuja al líquido a gran velocidad por un circuito cerrado, disminuyendo así su presión.
El vino, una vez "oxigenado" sufre un cambio notable que podremos comprobar con varios sentidos: sus aromas se despliegan, las notas se armonizan, comienza una ligera oxidación que reduce los taninos y también su posible acidez.
Podemos encontrar este artilugio en dos modelos: un aireador con soporte y un aireador de mano.
Estas maravillas de la ingeniería son el regalo perfecto para los amantes del vino y nos harán disfrutar aún más de nuestros vinos.
Álvaro nos recomienda una serie de instrumentos muy sencillos de utilizar, que nos ayudarán a obetener "un poco más" de nuestros caldos preferidos, y los pone a nuestra disposición a través de su tienda: diseños modernos en materiales de calidad.
En esta entrada del blog destacaremos cómo se utiliza y cómo afecta al producto el aireador de vino, uno de los accesorios que más desctaca por innovador y sorprendente.
El aireador de vino es una especie de decantador que cumple una doble función: además de eliminar los posibles sedimentos que pudiera tener, ayuda a despertar sus sabores.
Es un instrumento que se coloca sobre la copa y a través del cual verteremos el vino por su parte superior. Éste dejará pasar el líquido a través de él, pasando previamente por un filtro y después tomando contacto con el aire que entra por sus dos pequeños orificios laterales. Este oxígeno empuja al líquido a gran velocidad por un circuito cerrado, disminuyendo así su presión.
El vino, una vez "oxigenado" sufre un cambio notable que podremos comprobar con varios sentidos: sus aromas se despliegan, las notas se armonizan, comienza una ligera oxidación que reduce los taninos y también su posible acidez.
Podemos encontrar este artilugio en dos modelos: un aireador con soporte y un aireador de mano.
Estas maravillas de la ingeniería son el regalo perfecto para los amantes del vino y nos harán disfrutar aún más de nuestros vinos.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Los tipos de copas de vino
Retomando el viaje que comenzamos hace unos días a través del mundo del vino, que quizás merezca más el distintivo de "universo" debido a su inmensidad, haremos hoy una parada en el tema de las copas. Como bien advierte Álvaro, la importancia de este apartado es bien lógica ya que, al igual que el vino, la copa va a parar a nuestra boca en cada cata.
Para poder apreciar todas las cualidades del vino, necesitamos una forma característica de copa que permita una degustación óptima de cada caldo.
La copa de vino es curva y tiende a cerrarse en la boca para ayudar a que el aroma se despliegue en su interior. A través de su cristal, que ha de ser muy fino, liso y transparente, podremos visualizar la lágrima y el color.
El tallo se presenta largo con el fin de no calentar el vino con la mano al sujetar la copa.
La copa de vino tinto tiene una forma esférica ligeramente alargada. Esta copa también denominada Tulipa -ya que su forma recuerda a un tulipán-, normalmente se presenta con una capacidad de 200cc aunque sólo debe servirse hasta un tercio del total, siempre a temperatura ambiente (entre los 18º y los 21º).
Podemos encontrar dos tipos de copa para vino tinto: el tipo Burdeos dirige el vino hacia la lengua y armoniza las notas frutales y los taninos con la acidez, mientras que el tipo Borgoña tiende a abrirse en la boca para dirigir el vino hacia la punta de la lengua, siendo más adecuado para vinos ácidos.
La copa de vino blanco es algo más pequeña y estrecha ya que debe degustarse a temperatura más baja que el tinto, nunca menor de -6º. También para los vinos blancos existen distintos tipos de copas que dirigirán el vino hacia el centro (copa de boca abierta) o hacia la punta de la lengua (copa de boca cerrada) con el fin de realzar la acidez o la fruta. Lo correcto es servir hasta un máximo de 3/4 de su capacidad.
La copa Champaña de forma aflautada (alta y estrecha), está pensada para realzar el aroma y potenciar su complejidad. Su altura permite retener las burbujas durante más tiempo a la par que obsequiarnos con su hipnótica presencia.
La anchura de la copa influirá en la posición de nuestra cabeza a la hora de la cata, de esta manera las copas más largas y estrechas nos harán mover la cabeza hacia atrás y las copas más anchas nos harán inclinar la cabeza hacia adelante. Esto hace que el vino se dirija a una zona distinta de la lengua, potenciando unos sabores u otros, cambiando así nuestra percepción del vino.
Para poder apreciar todas las cualidades del vino, necesitamos una forma característica de copa que permita una degustación óptima de cada caldo.
La copa de vino es curva y tiende a cerrarse en la boca para ayudar a que el aroma se despliegue en su interior. A través de su cristal, que ha de ser muy fino, liso y transparente, podremos visualizar la lágrima y el color.
El tallo se presenta largo con el fin de no calentar el vino con la mano al sujetar la copa.
La copa de vino tinto tiene una forma esférica ligeramente alargada. Esta copa también denominada Tulipa -ya que su forma recuerda a un tulipán-, normalmente se presenta con una capacidad de 200cc aunque sólo debe servirse hasta un tercio del total, siempre a temperatura ambiente (entre los 18º y los 21º).
Podemos encontrar dos tipos de copa para vino tinto: el tipo Burdeos dirige el vino hacia la lengua y armoniza las notas frutales y los taninos con la acidez, mientras que el tipo Borgoña tiende a abrirse en la boca para dirigir el vino hacia la punta de la lengua, siendo más adecuado para vinos ácidos.
La copa de vino blanco es algo más pequeña y estrecha ya que debe degustarse a temperatura más baja que el tinto, nunca menor de -6º. También para los vinos blancos existen distintos tipos de copas que dirigirán el vino hacia el centro (copa de boca abierta) o hacia la punta de la lengua (copa de boca cerrada) con el fin de realzar la acidez o la fruta. Lo correcto es servir hasta un máximo de 3/4 de su capacidad.
La copa Champaña de forma aflautada (alta y estrecha), está pensada para realzar el aroma y potenciar su complejidad. Su altura permite retener las burbujas durante más tiempo a la par que obsequiarnos con su hipnótica presencia.
La anchura de la copa influirá en la posición de nuestra cabeza a la hora de la cata, de esta manera las copas más largas y estrechas nos harán mover la cabeza hacia atrás y las copas más anchas nos harán inclinar la cabeza hacia adelante. Esto hace que el vino se dirija a una zona distinta de la lengua, potenciando unos sabores u otros, cambiando así nuestra percepción del vino.
martes, 25 de octubre de 2011
Las botellas de vino (Parte II)
Retomamos en la presente actualización, el fascinante mundo de las botellas de vino según su forma.
Continuemos pues, con la botella característica que aporta nuestra península al género de los continentes de líquidos alcohólicos.
Procedente de España encontramos la peculiar forma de la botella de Jerez (Jerezana) y su tono de vidrio negro. Guarda cierta similitud con la bordelesa pero de hombros más marcados, estrechada en la base. Esta botella es la propia de los caldos andaluces.
El tipo Oporto comparte un tono de vidrio oscuro con la Jerezana, pero tiene el cuello ligeramente abombado en la parte inferior, según se acerca a los hombros y su cuerpo baja estrechándose ligeramente sin curva, aunque puede presentarse con una ligera forma de depósito en la base.
La botella de estilo Tokay (típica de los vinos húngaros) es denominada como la botella del vino de los reyes o rey de los vinos, como rezan muchas de sus etiquetas. Suele producirse en vidrio blanco (transparente). De cuello estrecho y largo, hombros poco pronunciados y cuerpo cilíndrico.
Además de estas botellas de formas típicas, existen innumerables formas de botellas exclusivas según diseño y necesidades del fabricante, por esto es que podemos encontrar algunas joyas de vidrio, sin olvidarnos de los auténticos alardes de ingenio que suponen muchas veces sus etiquetas. Algunos ejemplos en los enlaces que siguen:
The Dieline Wine
Design Juices
Designer Daily
Recomendamos encarecidamente la consulta del siguiente libro, de exquisita edición y alto valor informativo:
Winelabels on bottle design.
Continuemos pues, con la botella característica que aporta nuestra península al género de los continentes de líquidos alcohólicos.
Procedente de España encontramos la peculiar forma de la botella de Jerez (Jerezana) y su tono de vidrio negro. Guarda cierta similitud con la bordelesa pero de hombros más marcados, estrechada en la base. Esta botella es la propia de los caldos andaluces.
El tipo Oporto comparte un tono de vidrio oscuro con la Jerezana, pero tiene el cuello ligeramente abombado en la parte inferior, según se acerca a los hombros y su cuerpo baja estrechándose ligeramente sin curva, aunque puede presentarse con una ligera forma de depósito en la base.
La botella de estilo Tokay (típica de los vinos húngaros) es denominada como la botella del vino de los reyes o rey de los vinos, como rezan muchas de sus etiquetas. Suele producirse en vidrio blanco (transparente). De cuello estrecho y largo, hombros poco pronunciados y cuerpo cilíndrico.
Además de estas botellas de formas típicas, existen innumerables formas de botellas exclusivas según diseño y necesidades del fabricante, por esto es que podemos encontrar algunas joyas de vidrio, sin olvidarnos de los auténticos alardes de ingenio que suponen muchas veces sus etiquetas. Algunos ejemplos en los enlaces que siguen:
The Dieline Wine
Design Juices
Designer Daily
Recomendamos encarecidamente la consulta del siguiente libro, de exquisita edición y alto valor informativo:
Winelabels on bottle design.
viernes, 14 de octubre de 2011
Las botellas de vino (Parte I)
Una de las grandes pasiones de Álvaro, junto con la cocina, es el diseño, ya que precisamente por su función suele darse la mano con el campo de la venta de productos gastronómicos.
Siempre le ha fascinado, tanto el diseño gráfico como el industrial, o como se suele denominar hoy en día: diseño de producto.
En el mundo del vino, la forma de la botella y el diseño de la etiqueta es un símbolo de distinción, casi tan importante como el contenido que encierra. Un envase correcto y una imagen adecuada, son imprescindibles para entender el producto visualmente, y una necesidad en cuanto al tipo de conservación del líquido que contienen.
Cada tipo de botella se define por sus características formales, aunque puede sufrir ligeras modificaciones, y suelen tomar su nombre según su lugar de procedencia.
La botella Bordelesa es la más extendida. Es la forma más iconográfica, la más reconocible como típica botella de vino: caída recta de hombros, cilíndrica y fondo cóncavo. Se presenta en cristal de diversos colores (verde, transparente, color pardo...).
También procedente del territorio francés, podemos encontrar la Borgoñona, con una forma reconociblemente más clásica, más robusta, cuello que se ensancha en la parte baja y una caída más prolongada de hombros. El color tradicional es un tono verdoso denominado hoja muerta y es de fabricación más antigua que la Bordelesa.
Otra francesa más, como no, la botella de Champagne, dotada con un cristal de mayor grosor para soportar la presión, lo que la convierte en el continente más habitual para los vinos espumosos. Tiene un fondo de gran concavidad y es muy ancha.
La botella Renana o botella Rhin, (de origen alsaciano-germano) es alta y más estrecha, apenas se aprecian sus hombros. En ella se suelen envasar vinos blancos y rosados, en cristal generalmente de tonos ámbar.
Próximamente os hablaré de otros tipos de botella no menos importantes como la Jerez, la Oporto o la tipo Tokay.
NOTA: Espero que mis humildes bocetos os sirvan como orientación.
Siempre le ha fascinado, tanto el diseño gráfico como el industrial, o como se suele denominar hoy en día: diseño de producto.
En el mundo del vino, la forma de la botella y el diseño de la etiqueta es un símbolo de distinción, casi tan importante como el contenido que encierra. Un envase correcto y una imagen adecuada, son imprescindibles para entender el producto visualmente, y una necesidad en cuanto al tipo de conservación del líquido que contienen.
Cada tipo de botella se define por sus características formales, aunque puede sufrir ligeras modificaciones, y suelen tomar su nombre según su lugar de procedencia.
La botella Bordelesa es la más extendida. Es la forma más iconográfica, la más reconocible como típica botella de vino: caída recta de hombros, cilíndrica y fondo cóncavo. Se presenta en cristal de diversos colores (verde, transparente, color pardo...).
También procedente del territorio francés, podemos encontrar la Borgoñona, con una forma reconociblemente más clásica, más robusta, cuello que se ensancha en la parte baja y una caída más prolongada de hombros. El color tradicional es un tono verdoso denominado hoja muerta y es de fabricación más antigua que la Bordelesa.
Otra francesa más, como no, la botella de Champagne, dotada con un cristal de mayor grosor para soportar la presión, lo que la convierte en el continente más habitual para los vinos espumosos. Tiene un fondo de gran concavidad y es muy ancha.
La botella Renana o botella Rhin, (de origen alsaciano-germano) es alta y más estrecha, apenas se aprecian sus hombros. En ella se suelen envasar vinos blancos y rosados, en cristal generalmente de tonos ámbar.
Próximamente os hablaré de otros tipos de botella no menos importantes como la Jerez, la Oporto o la tipo Tokay.
NOTA: Espero que mis humildes bocetos os sirvan como orientación.
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