Estábamos terminándonos la merluza a la cazuela que Álvaro había elaborado, rebañando la salsa con un crujiente trozo de pan artesano, cuando le surgió la duda y es que Álvaro no se explica cómo es posible que en este país el consumo del pan haya caído en picado.
Me comentaba que, hacía un par de semanas, había visto en televisión cómo están surgiendo nuevas panaderías en las grandes ciudades, algo así como "panaderías delicatessen". En estas nuevas panaderías se presume de mimar al máximo cada pieza, dejando a un lado la gran producción, no utilizando preparados externos sino empleando masa madre propia y con el añadido de ofrecer panes que se adapten a según qué necesidades, como puede ser el pan apto para celíacos.
Tras su reflexión me pregunté qué podía ser aquello que le hacía fruncir el ceño tratándose de panaderías artesanales que ofrecen un producto excelente. Lo que a Álvaro le extraña es que este
boom de panaderías sea la excepción y no la norma, es decir, que hayamos llegado al punto de recibir como novedoso o exclusivo, algo tan nuestro como es el pan de hogaza o la barra artesana; parece que se esté considerando al pan un artículo de lujo. Sin ir más lejos, sólo hay que fijarse en los restaurantes de cierto renombre, en los que cada vez proliferan más los platitos con distintos tipos de bollos y palitos de pan, algunas veces acompañadas de salsas para mojar, convirtiéndose en un entrante.
Independientemente de lo chocante que le parezca este hecho a Álvaro, sigue siendo un buen sibarita, y por supuesto se alegra de este nuevo resurgir del pan artesano, ya que nos brinda aún más posibilidades de disfrutar de un mismo producto y reivindica su parte más tradicional.
Uno de los panes que se consideran como más antiguos por la simplicidad de sus ingredientes, es el pan ácimo, que no contiene levadura. Es el resultado de la simple mezcla de harina y agua. Se dice que es muy probable que su descubrimiento haya sido casual. Existen muchos tipos de pan sin levaduras: tenemos las tortillas mejicanas, los crepes franceses o los panes de origen indio, por citar algunos ejemplos que no incluyen levadura en su composición, pero son considerados panes.
En nuestro país, está muy extendido el pan sin levaduras conocido como "cracker", que suele hacer de base para canapés a la perfección en infinidad de eventos en los que se sirve comida para comensales que no van a estar sentados.
Haciendo las veces de pequeño platillo comestible, sólo quedaría hacer uso de nuestra imaginación culinaria para colocar sobre él aquella combinación de materia prima con la que queramos deleitar a nuestros paladares.
Para aumentar las posibles combinaciones existen además
crackers con ingredientes añadidos, como especias, finas hierbas, frutos secos, con sabor a ajo, a queso... En la selección de Álvaro podemos encontrar las
biscuits for cheese, que se encuentran en la frontera de pan y galleta salada. Estas delicias son ideales para preparar exquisitos canapés de queso, aunque siempre podemos combinar otros ingredientes e incluso disfrutarlos a secas.